Estrategias para liberar tensiones en la práctica diaria


El cuerpo habla en cada nota. Si hay rigidez, el sonido lo refleja. Si hay libertad, la música respira con nosotros. La tensión no es el enemigo; el verdadero desafío es reconocerla y permitir que fluya, como el cauce de un río que encuentra su camino sin resistencia.

La práctica musical no debería ser una lucha contra el cuerpo, sino un diálogo con él. Cuando nos aferramos a la idea de control absoluto, el cuerpo responde con bloqueos. Cuando nos abrimos a la exploración, surgen espacios de soltura.

1. Escuchar el cuerpo Antes de tocar una sola nota, detente. Observa tu postura, la forma en que la gravedad te sostiene. Siente el suelo bajo tus pies, la respiración fluyendo sin esfuerzo. Pregúntate: ¿Dónde guardo tensión hoy? No intentes eliminarla, solo reconócela.

2. Movimiento antes de la acción El movimiento es la base de la interpretación. Un gesto suave, un balanceo ligero antes de iniciar el sonido, permite que el cuerpo encuentre su centro. La rigidez nace cuando nos preparamos demasiado. La soltura aparece cuando confiamos en el movimiento.

3. Respirar la música Cada frase tiene su propia respiración. No retengas el aire al tocar; déjalo acompañar el sonido. Inhala la intención de la música, exhala la tensión que no necesitas. La respiración es el puente entre el control y la libertad.

4. Integrar pausas El silencio es parte de la música, y también de la práctica. Detente entre pasajes, suelta las manos, deja que el cuerpo registre el espacio. En la pausa, el sistema nervioso se reorganiza, y el movimiento recupera su naturalidad.

5. Redescubrir el sonido Tocar con tensión es tocar con miedo al error. Pero ¿qué pasa si juegas con el sonido, si te permites explorar sin juzgarte? Cambia la presión, la velocidad, la articulación. Descubre qué sucede si dejas de forzar y empiezas a escuchar.

6. Confiar en la resonancia La música no está solo en tus manos, sino en todo tu ser. Permite que el sonido te atraviese, que la vibración te habite. La tensión disminuye cuando dejamos de luchar contra el cuerpo y empezamos a confiar en él.

Liberar tensiones no es eliminar el esfuerzo, sino transformarlo en energía expresiva. Es tocar con la misma fluidez con la que el viento se mueve entre los árboles.

Cierra los ojos. Respira. Deja que la música te encuentre.

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